Hay mucho de nuestro "YO" en una idea

Cuando compartimos ideas exponemos nuestro interior.

Hay mucho de nuestro "YO" en una idea

Tiempo de lectura 3 mins

Estamos “condenados”.

Hay mucho de nuestro “YO” en una idea. ¿Te has preguntado alguna vez por qué hablamos cómo hablamos? Detrás de nuestra forma de hablar o de expresarnos hay todo un background inconsciente de experiencia vital y conocimientos que nos influyen más de lo que pensamos. Todos estamos atados a una serie de valores, creencias, formas de hacer y de pensar automáticas, en definitiva, a nuestra identidad, a nuestra personalidad, a lo que somos.

Todo esta masa inconsciente que nos define, se va adquiriendo con el paso de los años, desde tu familia (que es de lo más influyente en este aspecto), educación temprana, hasta el colegio donde te has formado, tus círculos de amigos del barrio, tus experiencias laborales, tus relaciones personales, el contexto socioeconómico donde te mueves, etc. No somos conscientes de la influencia que tiene esto en nuestro día a día hasta que nos paramos a pensar sobre ello. No solemos hacerlo, esa es la verdad, pero hacerlo y tomar conciencia de ello te permite saber elegir mejor tus opciones a la hora de actuar.

¿Qué sucede cuando se trata de compartir ideas?

Con todo este background al que estamos vinculado, ¿qué hay detrás de una idea? Cuando se trata de una idea, lo que sucede es que vamos con todo este background asociado a ella. Las ideas que generamos están condicionadas por todos estos factores inconscientes de nuestra personalidad. Hay mucho de nuestro YO en una idea. Nos une un gran apego a lo nuestro, a nuestro YO, a nuestra idea. Una idea es una parte de nosotros. 

Esto nos conduce irremediablemente a quererla, cuidarla, protegerla y defenderla con nuestro apEGO. Llegados a este punto, podemos actuar de dos maneras:

Nada… mejor me callo, que es una tontería.

Si nuestra idea es parte de nuestro yo, el atreverse a contarla o no contarla en un entorno de trabajo en equipo, tiene mucho que ver con nuestro autoconcepto. Con lo que piense de mí mismo y cómo me vea en relación con los demás. Si tu autoestima es bueno y te sientes con confianza, serás un disparador de ideas. En cambio, muchas ideas se quedan en el tintero por miedo a que no guste o no encaje.

Muchas ideas no se formulan o se formulan con la coletilla de… “lo que voy a decir es una tontería, pero…”.

Esto le quita valor a la idea y repercute en la aceptación que puede tener por parte de los demás y sobre todo, destruye la confianza en el potencial que puede tener una idea. Por marciana que pueda parecer en tu cabeza, siempre tiene valor y de las declaraciones más locas han salido grandes proyectos disruptivos. Pero claro, al lanzar una idea ponemos nuestro YO en juego. Si la digo y no gusta, no encaja o no se acepta, parte de mi YO se siente rechazado. Entonces, mejor me callo, que es una tontería. No juzgues ni prejuzgues tu idea ni la de los demás, todas sirven y pueden ser igual de valiosas para el futuro de tu proyecto.

“No nos atrevemos a emprender muchas cosas porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas”.

Séneca.

Del amor al odio…

Puede suceder todo lo contrario. Un exceso irremediable de apego y amor por la idea que se te ha ocurrido que roce la tozudez. Puedes enamorarte de tu idea. Esto es lo peor que puede suceder para la propia idea y también para la relación con los miembros de un equipo. Enamorarte de tu idea te lleva a verla solo con tus ojos, a la cerrazón entorno a la posibilidad de modificarla o hacerla crece. A guardarla y encerrarte con ello por miedo a que la copien. Y de tu amor por tu idea, pasas a que los demás la odien y la cojan manía, “por pesao”. El exceso de apego a una idea lleva al aislamiento y el amurallamiento entorno a ella. A querer defenderla por encima de todo y de todos, a imponerla, en definitiva, a que te quedes solo. Si estás solo, tu idea y tú estáis muertos. No seréis capaces de andar mucho recorrido.

A veces puede suceder, que dentro del equipo la persona enamorada de su idea, confíe más en alguien más cercano e intente desarrollar esa idea con él y crear un proyecto paralelo al del resto del equipo. Todo porque el enamorado, se ha esforzado por intentar convencer al resto de que su idea es la mejor, y su exceso de defensividad ha llevado a que la rechacen. Hemos de estar dispuestos a que una idea en la que hemos trabajado sea descartada por el equipo. Lo bueno es que siempre se podrá retomar en el futuro.

¿Nos tomamos un café?

Me gustaría saber más sobre tu situación y cómo puedo ayudarte.
Scroll al inicio
Esta web utiliza cookies para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón ACEPTAR, aceptas el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.   
Privacidad