3 cosas que aprendí de alguien que no valía para nada

Una historia real de un chico de barrio que me inspiró

3 cosas que aprendí. Esto es una historia real. Un chico de barrio que un día me inspiró. Era claramente la persona con la que más se metía todo el grupo de amigos.

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Esto es una historia real. Estas son las 3 cosas que aprendí de un chico de barrio que un día me inspiró. La persona de la que os hablo, era claramente la persona con la que más se metía todo el grupo de amigos. Muy fuera de lo normal en muchos aspectos. Un “sabio distraído” le llamaban.

No tuvo éxito ni interés por los estudios, no tenía don de palabra, ni don de gentes, ni un aspecto muy saludable, y aparentemente, no demostraba tener ni una gran visión o inteligencia algo tangible.

Realmente era un tipo peculiar y salió un emprendedor. Emprendió muchos negocios diferentes. Siempre le fueron bien. Siempre los arruinó.

De aquel chico de barrio que a ojos de todos era “alguien que no valía para nada”, aprendí lo que es la voluntad y estas tres cosas que observé en su manera de hacer que las cosas pasaran y estas son las 3 cosas que aprendí:

1. Aprovecha los momentos de necesidad para pasar a la acción.

Nunca debemos desaprovechar una situación de necesidad porque es una gran oportunidad para crear algo nuevo. Cuando no tenemos nada o tenemos pocos recursos, la necesidad nos conduce irremediablemente a ser creativos. Estés en la situación que estés y seas quien seas, tengas la formación o recursos necesarios o no. A veces nos empeñamos en dotarnos del máximo conocimiento antes de ponernos en acción y, con el estudio, intentamos llenar esos vacíos que pensamos que tenemos. Esto nos paraliza: “Como no se hacer algo, no lo hago hasta que aprenda”. En una situación de necesidad, no nos queda más remedio que hacerlo, sepamos o no.

En una situación de necesidad es cuando más se puede aprender haciendo. Es en este momento cuando nuestro instinto de supervivencia agudiza nuestra creatividad para salir adelante. Se produce una fuerte conexión con lo más primario y esencial del ser humano. De repente brota esa la genialidad que todos llevamos dentro para para construir algo bueno en nuestras vidas.

Por lo tanto aprovecha siempre una situación adversa para construir algo potente. Ese será un punto de inflexión para encontrar el camino.

2. Se un ignorante. Haz las cosas por el simple placer de hacerlas.

A veces nos empeñamos en demostrarnos a nosotros mismos o a los demás que podemos o no podemos hacer algo. Lo que sabemos o lo que no sabemos. Simplemente ponte a hacer las cosas y hazlo por placer. Abraza y aprecia la incertidumbre del camino que tienes por delante, porque es la forma de ser espontáneo, de actuar con naturalidad y sin miedo.

El no saber sobre algo y aceptarlo tal cual es, nos lleva a querer aprender sin condicionamientos mentales. Son momentos donde estamos limpios de juicios ante lo desconocido y en el que podemos simplemente ser y actuar tal como somos. Aprende, ten inquietud por cultivar, pero cuando aprendas, toma conciencia de lo aprendido y recuerda siempre esa sensación de ingenuidad del inicio. ¿Cómo actuabas cuando no sabías esto que has aprendido?

Usa tu nuevo conocimiento y la inocencia que tenías al principio del camino para avanzar sin miedo. Muchas veces el tener muy presente nuestras capacidades y limitaciones puede bloquearnos. La sensación de no saber hacer algo nos puede bloquear para actuar, pero esta sensación también puedes usarla como liberación sabiendo que no tienes nada que perder y, sin embargo, tienes mucho conocimiento que ganar.

¿Por qué no construir sin pensar en nada? Simplemente construye por el placer de construir y avanzar.

3. Rompe tu ideal. El equilibrio está en lo adecuado.

Encuentra la mezcla entre saber lo suficiente sobre algo pero sin saber demasiadas cosas que te enreden en apegos, detalles y condicionamientos mentales. Lo que necesites para avanzar.

Busca lo adecuado, lo que te sirva para seguir avanzando, lo que funcione y signifique progreso, no busques siempre lo mejor. Buscar lo mejor significa que en tu mente ya has juzgado y evaluado lo que buscas en comparación con un ideal mental o con otra cosa y, por lo tanto, ya esta condicionado. Ya actúas para conseguir algo en base a algo. Ya hay cotas y límites alrededor que evalúan y condicionan lo bueno o malo de lo que estás haciendo y eso te frena. Rompe tu ideal, tu esquema mental sobre lo que tienen que ser las cosas, tus estándares de calidad. Prueba a crear por crear, sin expectativas de dónde quieres llegar y encontrarás sorprendentes resultados y verdadera innovación en tu vida y en tu trabajo.

Hasta aquí las 3 cosas que aprendí de este personaje. Lo último que se de aquel chico de barrio es que, de momento, su negocio de ahora lo mantiene abierto y le vuelve a ir bien.

Confía en tu instinto. Confía en el proceso. Descubre el camino. Deja que cada paso te sorprenda. Ten siempre un camino infinito para que cuando mires atrás puedas ver lo lejos que has llegado.

“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.

Albert Einstein .

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